sábado, 11 de octubre de 2008

De poetas y funámbulos a la teoría de las cuerdas

El poeta, el auténtico poeta, posee el arte del funambulismo. Escribir significa avanzar palabra tras palabra por un hilo de belleza, el hilo de un poema, de una obra, de una historia estampada en un papel de seda. Escribir significa avanzar paso a paso, página tras página, por el camino del libro. Lo más difícil no es elevarse del suelo y mantenerse en equilibrio, ayudado por el balancín de la pluma, sobre el hilo del lenguaje. Tampoco significa caminar hacia adelante por una línea continua interrumpida por vértigos tan furtivos como la caída de una coma o el obstáculo de un punto. No, lo más dificil, para el poeta, es permanecer constantemente en ese hilo que es la escritura, vivir cada momento de su vida a la altura del sueño, no bajar nunca, siquiera un instante, de la cuerda de su imaginación. En realidad, lo más dificil es convertirse en un funámbulo de la palabra. (Nieve. Fermine Maxence)

Haciendo equilibrio por este texto, salí a funambulear por los hilos de la red. Y encontré un universo elegante compuesto por la música de las cuerdas...

La teoría de las cuerdas asegura que todo en nuestro universo, desde la partícula más pequeña hasta la estrella más lejana está compuesto por unos minusculos hilos de energía llamados cuerdas, cuyas vibraciones dan lugar a todo lo que nos rodea. Es posible imaginar el universo como una especie de sinfonía cósmica que suena al unísono a partir de las vibraciones que producen esos hilos de energía...
La idea es, entonces, caminar despacito, haciendo equilibrio, como funámbulos entre el arte y la ciencia, puesto que ambos mundos son parte de lo mismo...
La poesía de la ciencia no está a flor de tierra; procede de capas profundas. Que la literatura vaya a estar en condiciones de relacionarse con ella de igual a igual es una cuestión abierta. Al fin y al cabo al mundo le tiene que ser indiferente dónde se manifieste la fantasía de la especie, siempre y cuando permanezca viva. Por lo que toca a los poetas, estas alusiones bastarán para mostrar que sin su arte las cosas no funcionan. Invisible como un isótopo que sirve para el diagnóstico y la medición de tiempos, imperceptible pero apenas renunciable como un oligoelemento, la poesía está actuante allí donde nadie la supone. (Los elixires de la ciencia. Hans Magnus Enzenberger)

Imágenes.
sonambulismo
sonámbulo
teoría de las cuerdas

martes, 30 de septiembre de 2008

Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.

Enterarme de que Internet y yo tenemos parecida edad, me produce una agradable sensación. Ni yo soy tan vieja ni la red es tan joven. Quién iba a creer hace unos años, que yo, la enamorada de los libros, la que se enorgullece hablando de su abuelo bibliotecario, la que estudió Letras Modernas, la que necesita estar rodeada de libros, en la mesa de luz, en el baño, en el auto, la que los huele cuando los compra, la que los necesita para dormir, para soñar, para pensar, para viajar ... iba a descubrir tan cabalmente que Internet, un espacio sin hojas, iba a ampliar hasta el infinito las maneras de leer.




El universo (que otros llaman Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. (...) Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito. (...) Cuando se proclamó que la Biblioteca abarcaba todos los libros, la primera impresión fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera: en algún hexágono. El universo estaba justificado, el universo bruscamente usurpó las dimensiones ilimitadas de la esperanza.
(...) A la desaforada esperanza sucedió, como es natural, una depresión excesiva. La certidumbre de que algún anaquel en algún hexágono encerraba libros preciosos y de que esos libros preciosos eran inaccesibles, pareció casi intolerable. (...) Quizás me engañan la vejez y el temor, pero sospecho que la especie humana – la única – está por extinguirse y que la Biblioteca perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta. (...) Si el eterno viajero la atraviesa en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden) . Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.

Borges escribió La Biblioteca de Babel en 1941, dos décadas y media antes de que yo e Internet viniéramos a este mundo.

¿No les parece fabulosa esta visión? Jorge Luis, un ciego que podía ver tan lejos...


Imágenes

La Biblioteca de Babel MIHÁY BODÓ http://www.artebodo.com/large2.htm
Internet http://kessuser.wordpress.com/2008/09/19/discovery-channel-presenta-la-internet/

sábado, 13 de septiembre de 2008

Como el otro, este juego infinito


Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

Sesgo Alfil
- Conocen el cuento del caballo que tenía un clavo flojo, que al romperse le hizo perder una herradura lo que impidió al jinete seguir cabalgando, hecho que significó la caída de un imperio. El suceso más insignificante puede cambiar la historia. Se suponía que la naturaleza era estable y la ciencia alcanzaría la certeza. ¿Sigue siendo válida esa suposición en nuestros días?

Ligero Caballo
- Sólo pedimos un poco de orden para protegernos del caos. No hay cosa que resulte más dolorosa, más angustiante, que un pensamiento que se escapa de sí mismo, que las ideas que huyen, que desaparecen apenas esbozadas, roídas ya por el olvido o precipitadas en otras ideas que tampoco dominamos.

Peón Ladino
- La pérdida de la certeza que atraviesa la cultura contemporánea lleva a una nueva conciencia de la ignorancia, de la incertidumbre. Pero el poder preguntarse, el dudar sobre la duda introduce una reflexión sobre la reflexividad, un proceso de segundo orden. Las dudas sobre las cuales el sujeto se interroga constituyen un pensamiento potencialmente relativista, relacionante y autocognoscente.

Torre Directa
- Hay muchos indicios de que las ciencias naturales se aprestan a despedirse de los dogmas del siglo XIX. El materialismo clásico se encuentra en descomposición. En la cosmología y las disciplinas neurológicas ya no son tabú las ideas especulativas que no admiten una verificación experimental inmediata. Los matemáticos aceptan la ambigüedad y en la física cuántica lo impensable es algo cotidiano.

Tenue Rey
- Mi labor ha consistido las más de las veces en sustraer peso… a las figuras humanas, a los cuerpos celestes, a las ciudades. Hoy todas las ramas de la ciencia parecieran demostrar que el mundo se apoya en entidades sutilísimas, mensajes del ADN, impulsos neuronales, quarks, neutrinos errantes... ¿Es legítimo extrapolar del discurso de las ciencias una imagen del mundo que corresponda a mis deseos?

Encarnizada Reina
La Reina se puso roja de furia, y, tras dirigirle una mirada empezó a gritar: -¡Que le corten la cabeza! ¡Que le corten...!

Tenue Rey
- Si quisiera escoger un símbolo propicio optaría por el salto repentino del poeta filósofo que se alza sobre la pesadez del mundo demostrando que su gravedad contiene el secreto de la levedad, mientras que lo que muchos consideran la vitalidad de los tiempos, ruidosa, agresiva, rabiosa y atronadora, pertenece al reino de la muerte como un cementerio de automóviles herrumbrosos.

Torre Directa
- ¿Quién sabe el porvenir que espera a estos encuentros de poesía y ciencia? Ya con una mirada fugaz a la situación del mercado podría uno ponerse escéptico. Mientras la poesía es un medio minoritario, las disciplinas científico-naturales han ascendido a la condición de superpotencia cultural. Por eso, cualquier encuentro de este tipo promete la impresión de ser un juego desigual.

Sesgo Alfil
- Si Einstein no hubiese insistido tanto en la geometría de la naturaleza ¿tendríamos una teoría general de la relatividad? Sin la extraordinaria intuición de Dirac ¿habría una teoría de la antimateria? Coincido con el gran poeta Paul Valéry cuando dice que, en el más alto nivel, hay una profunda analogía entre la creatividad científica y la artística.

Peón Ladino
- La cultura contemporánea en la que se superponen lenguajes, tiempos y proyectos, tiene una trama plural. Quizás sea el final de una visión de la historia determinista, lineal, homogénea y del surgimiento de una conciencia creciente de la discontinuidad, de la diferencia y la necesidad del diálogo como dimensiones operativas de la construcción de las realidades que vivimos.

Ligero Caballo
- El arte, la ciencia, la filosofía trazan planos en el caos. No son como las religiones que invocan dinastías de dioses, o la epifanía de un único dios para pintar sobre el paraguas un firmamento. La filosofía, la ciencia y el arte quieren que desgarremos el firmamento y que nos sumerjamos en el caos. Sólo a este precio lo venceremos.

Peón Ladino
- Este tiempo puede ser entendido como el tiempo de la creatividad. Sentirse partícipes/autores de una narrativa es una de las vías de que disponen los individuos y los grupos humanos para intentar actuar como protagonistas de sus vidas, incluyendo la reflexión de cómo emergemos como sujetos, de cómo somos "partícipantes de" y "participados por" los diseños sociales.

Encarnizada Reina
¡Todos a sus sitios! - gritó la Reina con voz de trueno. Y todos se pusieron a correr en todas direcciones, tropezando unos con otros.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

Epílogo
Una partida en 2051


Jugador 1
- Quedan algunos humanos de la antigua raza. Sin embargo, su tasa de reproducción disminuye y su extinción parece inevitable. En contra de todas las previsiones pesimistas se están extinguiendo con serenidad, a pesar de algunos actos de violencia aislados. Asombra ver la dulzura, la resignación y, tal vez, el secreto alivio con que los humanos aceptan su propia desaparición.

Jugador 2
- Hemos roto el vínculo filial que nos unía a la humanidad y estamos vivos. Según los hombres, vivimos felices; creo que hemos sabido superar los impulsos, para ellos insuperables, del egoísmo, la crueldad y la ira; de todos modos, vivimos una vida distinta. A veces nos damos nosotros mismos –de manera humorística – ese nombre de “dioses” que tanto les hizo soñar.

Jugador 1
- La historia existe, se impone, reina. Su dominio es inevitable. La ambición última de esta obra es saludar a esa especie infortunada y valerosa que nos creó. Esa especie dolorosa y mezquina, apenas diferente del mono, que sin embargo tenía tantas aspiraciones nobles. Esa especie que, por primera vez en la historia del mundo, supo enfrentarse a la posibilidad de su propia superación.

Jugador 2
- Nos parece legítimo rendirle un último homenaje a la humanidad; un homenaje que también terminará por borrarse y perderse en las arenas del tiempo; sin embargo, es necesario que este homenaje tenga lugar, al menos una vez. Esta partida está dedicada al hombre.


Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

Referencias

Las citas son textuales.

No se usaron conectores.

Poema: Jorge Luis Borges. Ajedrez. Obras Completas. (1923–1972) Emecé. 1974.
Sesgo Alfil: Ilya Prigogine. ¿El fin de la ciencia? En: Dora Fried Schinitman. Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad. Paidós. 1995.
Peón Ladino: Dora Fried Schinitman. Introducción. Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad. Paidós. 1995.
Torre Directa: Hans Magnus Enzensberger. Los elixires de la ciencia. Miradas de soslayo en poesía y prosa. Anagrama. 2002.
Tenue Rey: Italo Calvino. Seis propuestas para el próximo milenio. Ed. Siruela. 1988.
Ligero Caballo: Gilles Deleuze. Del caos al cerebro.
http://www.el-amarna.org/2005/07/del-caos-al-cerebro.html
Encarnizada Reina: Lewis Carroll. Alicia en el País de las Maravillas. En Los Libros de Alicia. Ediciones de La Flor. 2000.
Jugadores partida 2051: Michel Houellebecq. Las partículas elementales. Anagrama. 2001.

Imágenes

Ajedrez 1 y 2 http://maestroajedrez.wordpress.com/

Mobius. Michal Ludwicki www.irtc.org/stills/1997-06-30/view.html

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Perdidos en la niebla

Ando un poco perdida, deambulando por el Valle. Hay niebla, apenas veo, pero tengo una gran noticia que quiero compartirles. Me puse a ver el tema de armar un blog, porque todavía estoy a la intemperie, y me podría servir de morada... hay mucho viento, además de la niebla, no se ve la luna..... Pensando en que los voy a encontrar, sigo caminando y espero el momento de ver al primer compañero o compañera...
Este texto de Silvia, compañera del curso Expedición a las alturas de la Web 2.0 me llevó a pensar en la relación entre la vivencia de la intemperie, la necesidad de armar morada y la esperanza del encuentro con los demás.
Me puse a buscar escenas de niebla en mi memoria y apareció un viaje por el Infiernillo en alturas de Tucumán. El mundo apenas esbozado, los límites entre las cosas difuminados, el misterio, ¿la soledad? Hace poco, Buenos Aires cubierta de humo... el sol apenas dibujado. La sensación de estar fuera del tiempo, de no saber bien qué hora es, la certeza abandonada.
Y después, el cine, por supuesto. Ese gran banco de imágenes que persisten en la niebla de nuestra memoria.
Los sueños de Akira Kurosawa (1990), la escena del escalador que se pierde en la niebla y busca con desesperación el camino sin saber que su carpa estaba ahí, a pocos metros. La bellísima secuencia de Amarcord del inefable Federico en la que el abuelo tras salir de casa, se interna en la espesa niebla y se pierde en ella. Mientras va pensando que quizás aquello sea la muerte, que la muerte sea así, que desaparezca todo y uno se encuentre solo, sin la gente, las casas, los pajarillos ...
Salgo de mi memoria y me zambullo en la blogósfera.


Quizá sea por esa niebla, que no me deja ver, que necesito escribirlo todo, a ver si así me aclaro, dice una voz en el Libro de Arena, un portal de blogs literarios.

Sigo navegando y descubro en You Tube la niebla como un espacio que invita al encuentro difuso, misterioso pero intenso con los demás.
¿Qué tal si celebramos la niebla como un espacio mágico y nos ponemos a bailar?

Las fotos pertenecen al Diario de Poesía de Verónica Andrea Ruscio y a El cine que ya tendrías que haber visto









domingo, 7 de septiembre de 2008

La red no sostiene más que eso




Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de miedos, aunque el hilo de su discurso sea secreto, sus reglas absurdas, sus perspectivas engañosas, y toda cosa esconda otra.
Las ciudades invisibles de Italo Calvino es uno de los libros que más amo. La sensualidad y la magia de sus palabras todavía me atrapa. Pero lo que lo hace un amigo fiel es que siempre encuentro en él la metáfora precisa, la escena buscada, la imagen necesaria. Como ahora, por ejemplo, que debo construir mi morada digital en las cumbres de la Web 2.0, Calvino me regala el nombre del sitio en el que elijo vivir por algún tiempo.
La obra presenta los relatos de viaje que Marco Polo hace a Kublai Kan, melancólico emperador de los tártaros que ha comprendido que su ilimitado poder poco cuenta en un mundo que marcha hacia la ruina; el viajero imaginario le habla de ciudades imposibles, una ciudad microscópica que va ensanchándose y termina formada por muchas ciudades concéntricas en expansión, una ciudad telaraña suspendida sobre un abismo o una ciudad bidimensional como Moriana.
Imagino el ciberespacio como un vasto universo compuesto de millones de ciudades invisibles, con habitantes que aparecen y desaparecen, con perspectivas engañosas, con calles que giran sobre sí mismas como un ovillo. Ciudades construidas con el mismo material de que están hechos los sueños. Mi blog será, entonces, una de estas ciudades invisibles. Fue fundada bajo la nieve, me pertenece y desde hoy está abierta al paso de los viajeros.

— Las ciudades creen que son obra de la mente o del azar, pero ni la una ni el otro bastan para mantener en pie sus muros. De una ciudad no disfrutas las siete o las setenta y siete maravillas, sino la respuesta que da a una pregunta tuya.
— O la pregunta que te hace obligándote a responder, como Tebas por boca de la Esfinge.
Mi ciudad invita al trueque. En esta gran plaza coloco mis memorias, mis signos, mis deseos y me siento a esperar a otros viajeros deseosos de intercambiar otras memorias, otros signos, otros deseos. Hoy pongo en el centro de la plaza del mercado el relato de Ottavia, una ciudad sutil, mi primer objeto de intercambio.

Si queréis creerme, bien. Ahora diré cómo es Ottavia, ciudad-telaraña. Hay un precipicio entre dos montañas abruptas: la ciudad está en el vacío, atada a las dos crestas con cuerdas y cadenas y pasarelas. Se camina sobre dos travesaños de madera, cuidando de no poner el pie en los intersticios, o uno se aferra a las mallas de cáñamo. Abajo no hay nada en cientos y cientos de metros: pasa alguna nube; se entrevé mas abajo el fondo del despeñadero. Esta es la base de la ciudad: una red que sirve de pasaje y de sostén. Todo lo demás, en vez de elevarse encima, cuelga hacia abajo; escalas de cuerda, hamacas, casas hechas en forma de saco, percheros, terrazas como navecillas, odres de agua, picos de gas, asadores, cestos suspendidos de cordeles, montacargas, duchas, trapecios y anillas para juegos, teleféricos, lámparas, macetas con plantas de follaje colgante. Suspendida en el abismo, la vida de los habitantes de Ottavia es menos incierta que en otras ciudades. Saben que la red no sostiene más que eso.
No les parece, mis queridos viajeros, que Ottavia es una maravillosa metáfora de la web 2.o?

Las ciudades invisibles de Italo Calvino. http://ciudadesdelamemoria.org/pdf/las-ciudades-invisibles.pdf
Las imágenes pertenecen a M. C. Escher.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Desatando nudos

Busco la punta del ovillo pero solo encuentro cabos sueltos, señales, caminos posibles, mil posibilidades. Sigo el hilo...y encuentro el primer nudo. Tiro el I Ching. Aparece Ta Chuang El Poder de lo grande. Es propicia la perseverancia, dice el oráculo. El movimiento se halla en consonancia con el cielo.
Sigo caminando, entonces, dispuesta a des-atar el nudo, a disolver lo que está duro y a medida que escribo, desato, desanudo, separo lo reunido.
Las palabras, son otros nudos.
Nudos de letras que adquieren significados solo cuando se anudan. Nudos de líneas que se enlazan en grafías para armar los caminos que seguirán los otros cuando me lean. Caminos imprevisibles que apenas puedo indicar pero que nunca podré recorrer ya que nadie lee el mismo texto.
Cuando era adolescente escribía poemas y sentía el libre fluir de la tinta en la sangre y de la sangre en la tinta. El pulso y la letra unidas en un mismo movimiento de la mano que daba por resultado un trazo que unido a otro trazo conformaba una línea, un párrafo, un texto sobre el papel. Un hilo de tinta tornaba visible lo que un momento antes era invisible.
¿Cómo se siente escribir en tiempos de Internet ?
El ruido del trazo sobre el papel es reemplazado por el sonido seco del teclado, el pulso ya no se expresa ininterrumpidamente a través de la tinta. Este golpear sobre las teclas es mucho más afirmativo, decisivo, seguro. Pero los nudos siguen ahí intentando apresar la materia imprecisa. Con la birome o con la tecla, la tarea sigue siendo la misma: anudar letras que anuden los ojos del lector mientras nos des-nudan.
Escribir un blog se parece, entonces, a construir sogas que otros podrán desatar a su modo, tejer hilos y lanzarlos ovillados al ciberespacio para que otros los des-plieguen, los des-aten y vuelvan a anudarlos de mil modos otra vez.